martes, 24 de abril de 2012

Acariciaría al tiempo si existiera, buscaría recuerdos si los tuviera y es que sigo sin saber algo acerca de esta absurda realidad en la que pasan mis días y mis ilusiones apagadas o soñadas. Hablando de sueños, ¿podría alguien decirme si la vida es solo un sueño? ¿Existo realmente? ¿Existis vos? ¿Existió algo? ¿Existieron los días de verano, de otoño, las primaveras? ¿Es real este cuarto creciente junto a una pequeña estrella brillante que veo desde mi ventana colocadas divinamente en algún lugar del cielo? Es el cielo el infinito, mi más allá, son los segundos y los minutos, estas letras las que me dicen que estoy acá, es el sonido del reloj que marca la hora, el sonido de tu guitarra por las madrugadas, las rosas marchitas que he tirado a la basura las que me cuentan la historia de este día en el que intento tocarte pero tus manos se alejan, me tocan, pero estas ausente, aunque quizá sea yo la ausente de esta patética escena. Pero ni interesa, para que decir que es vida, que es presente, que es futuro, que son días y son noches, si lo único que rodea al mundo, a mi mundo, es el silencio ensordecedor que atrapa mi alma, mi ser. Vana existencia.

lunes, 23 de abril de 2012

Como en otras ocasiones, desisto de los pensamientos y sentimientos, tras unas cuantas letras que me hagan olvidar unas cuartas palabras dichas. Me refiero al día que se consume entre confusión pero inicia con la obsesión de días lejanos y si se cuenta el tiempo serán años. He estado ausente de los días viendo como pasan y pasan. Mientras el mundo gira con calma yo estoy al borde del acantilado, caminando hacia el abismo o quizá sea el abismo el que me persigue. He sentido la alegría, felicidad al leer tras sus palabras ese sentimiento que nace que va unido a un conjunto de hojas, quizá viejas, quizá nuevas, letras y más letras que forman el puente hacia lo ridículo, lo inexplicable, inexistente. Me he visto o me he encontrado sentada en la sala de la plaza Mancilla, enfrente estas vos parado, sin darte cuenta (eso es lo que supongo) te he visto, observo cada una de las facciones de tu rostro, intento recordar tu sonrisa y grabarla en el libro de mi vida para siempre. Quisiera poder tocarte, pero aunque lo haga no sabrás que he acariciado suavemente tu piel porque mi existencia es falsa tan falsa como el tiempo que nos separa y la distancia entre tu mirada perdida y la mía olvidada, pero allí estas y acá estoy, tan cerca, tan lejos de los días, de los minutos de un tiempo etéreo, acá estoy mi vida. ¿Infinito? ¿Absurdo? Así de estúpido e ilógico, pero sabes, el espacio me atrapo, me quede en el limbo de la vida pasando los momentos junto a vos aunque no sepas que existo. Fugaz fue la existencia tras la muerte escrita con tinta blanca en la hoja de tu vida que solo la leerás si cambia de color. Pero no digas nada, es el silencio el  testigo del amor que te tengo y de las letras que hoy escribo entre las lineas de la camisa que hoy llevas puesta por primera vez.

miércoles, 18 de abril de 2012

Entonces por la tarde mientras espero la hora de partir pienso en las palabras que tendría que haber dicho, pero al mismo tiempo me asalta su sonrisa dibujada. Si me voy o me quedo, la inmensidad me rodea, entre tanto espero a que la noche caiga. Me encuentro con tu ciudad, sin pintura, sin colores, ¿qué he hecho hoy? Pues te cuento si te interesa saber, que he estado tejiendo los bordes de las casas que forman tu ciudad, no sin antes dibujarla y cubrirla toda de gris. Allí he estado por las calles que jamás he caminado, he andado y he explorado, he visto las puertas, mientras ella comentaba que son solo puertas. ¿A quién le interesa una puerta dibujada? Mi maleta es hecha.
¿Entonces? Es el primer momento después de meses en el que encuentro una palabra escrita que no entiendo, tantas no he entendido y sigo sin entender, pero aún así la tristeza de una nota existe sin embargo no hay lágrimas. Decadencia de día y el hermoso sonar de la lluvia sobre las laminas de la habitación en la que una vez el sonido de tu voz se perdió. Silencio es lo único que se escucha en esta habitación vacía. Buscando en el baúl la secuencia de fotografías, encontré la fotografía que la soledad me tomo años atrás, rodeada de la nada, perdida entre un volcán de ¿recuerdos? ¿pensamientos? ¿imágenes ficticias? ¿ilusiones? que aún no puedo descifrar. Intente abrazar a la oscuridad, al silencio, a la distancia, pero la soledad termino por abrazarme y sumergirme entre la inevitable mezcla de lo que intente sostener, cuando finalmente me solto, la tristeza se adueño de mis brazos y mis ojos cerrados se quedaron, ya no hubo más luz. He visto las alboradas, las auroras boreales, he visto un atardecer naranja, uno rosa, uno gris, otro púrpura, todas las veces de distintos colores, ahora me niego a verlos una vez más. ¿Recordas la melodía de aquella vieja sinfonía? Algunas veces pienso en los días, otras pienso en sueños, otras en sentimientos y pensamientos, en pasajes presentes, futuros y pasados, sin hoy, sin después, sin antes, sueños de verano, tardes de verano, mañanas escondidas tras la bruma, ¿tiempo? Tiempo y más tiempo ...

martes, 17 de abril de 2012

Una noche de abril

Temprano, la niebla rodea el ambiente después de despertar de un sueño interminable durante una noche de lluvia de abril, ¿has decido? Finalmente entendiste que debías irte lejos, pero regresaste una vez más. A pesar de los años aún guardabas la esperanza de encontrar una sonrisa dibujada en su rostro. ¿Recordas que fui yo quien le puso sus zapatos en sus diminutos pies? Sus calcetas rosadas y sus zapatos blancos con dibujitos, esos los ate yo mientras vos te despedías en la puerta, intentando no llorar.

Mientras mi madre me preguntaba si mi padre había regresado, me contaba que cuando manejaba hacia San José, habían robado su auto y decidio ir a buscarlo después de recoger a Javier, a ella le parecía imprudente y estúpida la idea de ir tras unos bandalos y llevar consigo a Javier. La primera vez que vos decidiste dejarlo, abandonaste la casa por la mañana, te llevaste a tu hija y saliste decidida. Por el camino de tierra pude ver a Javier acercándose a la casa vieja que si no mal recuerdo ahora tendrá unos setenta años de haber sido construida, es de aquellas casas de cuento en medio de un bosque, con un pasillos largos y jardines extensos, una puerta de malla entre abierta, yo me encuentro sentada viendo como Javier camina hacia dónde estoy. Una vez más vos estas en la puerta de la casa de dos niveles mientras yo te observo y tu hija corre a sentarse junto a mí descalza, mi madre me ha dicho que no sabe que pasa por la mente de mi padre que a decidido mandar a Javier caminando desde el pueblo. Con atención te vuelvo a ver, vas saliendo de la casa con tu bolsa negra colgada en el brazo izquierdo y tu maleta en la otra. Las calcetas de tu hija son cortas, ha crecido y le quedan ajustadas. Él sale tras de vos al darse cuenta que te vas, acaba de salir de la ducha, solo lleva puesta una toalla azul. Parece que Javier no llega, no se acerca, solo camina pero no avanza. La primera vez que dijiste que te ibas, me dijiste que tomara el tranvía que pasa por el redondel, yo llevaba a tu hija en brazos pero olvidaste mencionar que tenía que portar mi tarjeta para poder abordar. Mi madre se ha ido. Él se acerca a hablarte, no dices nada, te das la vuelta y lo dejas, su mirada es triste. Le he puesto sus zapatos a tu hija, ella los ve, yo los veo, la tomo de la mano y caminamos por la terracería. Todo esto en una noche lejana de abril.

domingo, 15 de abril de 2012

Quién formara parte de una legión que ansia la libertad más que la vida entendería, pero no sé si realmente se hable de entender o querer ser entendido se habla de no querer algo porque parece ser otra prisión más, en prisiones vivimos, de días y noches, el tiempo en si mismo es una prisión, la vida, porque no se puede decidir que vida vivir, es de esas preguntas que surgen durante el día, quizá a mitad de noche, cuando despiertas o cuando duermes, en sueños y realidades, simple ansia de libertad, cuándo preguntas por ella, todos dicen estar bien con lo que tienen y lo que hacen, esas son las diferencias, quitar algo o seguir cargando con lo mismo, ahora, tenemos el problema de querer algo que es imposible creo que lo has notado, los años han pasado, aunque vos no pareces notarlo, ¿cuándo fue la última vez que me viste vagando acá, por las calles de Madrid? Hoy te he visto a través de la ventana en el reflejo de otra, sentado, tranquilo, con tu cigarrillo en la mano leyendo un drama de Shakespeare.