domingo, 4 de julio de 2010

Eran las tres de la mañana,
una linda madruga,
estaba dispuesta a ir a dormir,
pero la duda y la frustración
no me dejaban descansar,
ante mi mente pasaban tantas preguntas.

La desesperación era tan grande
que solo podía pensar
¿En qué me he equivocado?,
¿será que he tomado la decisión correcta?,
¿En dónde estoy?,
¿Qué hago aquí?

Con el pasar de las horas,
las ideas seguían sin aclararse,
mientras mis ojos se cerraban
con la esperanza
de qué mañana todas mis dudas
fuesen aclaradas
y al fin pudiese encontrar mi camino.

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