domingo, 24 de marzo de 2013

Historia corta 11: Él, pensamiento.

Algunas veces te quedas pensando en que hay al otro lado de la pared. En esta ocasión por querer salir de estas cuatro paredes que encierran grupos de pensamientos y sentimientos que podes leer por sus débiles mentes. No se que crees que sos o que creen que sos porque los observas y naufragas entre un mar de pensamientos suyos y tuyos, quizá incluso los míos. Decidis salir al balcón, hay tantos cuartos en este laberinto de mundos que te sentis invadida por la curiosidad y te acercas a observar que hay más allá y es entonces cuando le ves o quizá no le ves porque desde hace algún tiempo le ves en todo lugar e imaginas encontrarle, pero caes a la realidad de que podría ser cualquiera y no él.

Repentinamente alguien se acerca y con ese alguien sus pensamientos: ¿En dónde puedes ver el amor? le preguntaba...

Escrito en el cielo por las nubes, las estrellas y la luna. En el atardecer cuando el sol se esconde, en el amanecer cuando las estrellas una a una se apagan. En los celajes. En unas cuántas letras escritas. En los secretos ocultos tras la tapa de un libro. En el cantar de las aves en verano, quizá en el canto del guarda-barrancas. En las alas de los pájaros deslizándose a través del cielo. En un simple rayo de sol. En las ramas y las hojas de los árboles dibujadas con extrema exquisitez. En las flores. En un beso. Sin ir demasiado lejos, en una mirada y un silencio. Al cerrar los ojos y abrirlos. En todo el alrededor y las luces que te rodean. En la existencia misma. En aquellas luces que no ves y sin embargo brillan sin cesar. En la luz de nuestra vida. Todo lo que existe es luz. Luz clara y pura. Somos luz.
Y entonces te das cuenta de lo hermoso de los pensamientos y regresas. Solo para divagar una vez más entre el mar de pensamientos que te llegan porque quizá en alguno de esos pensamientos lo volveras a encontrar porque te conocía y decidió entonces convertirse en el pensamiento.
  
 

Ruleta

Una sola conexión. Regresando, va y viene la ruleta en la que nos encontramos en ese fantástico sube y baja. En la cima, en lo más alto, estando allí pensamos que aún podemos subir más y entonces, allí estamos, más allá. Lejos de la imaginación y del mundo en este preciso momento, solos en la inmensidad de la eternidad y del tiempo y la existencia pura de nuestros seres.

Es este el vacío del silencio y la ausencia propia de un suspiro que me robas tras un suave beso que se queda encerrado entre estas paredes de cristal. Es allí donde una vez más nos encontramos y sabemos que nos conocemos de algún lugar lejano en el tiempo. Y es allí dónde una vez más te rechazo para luego caminar a una lenta muerte en la que decido ahogarme en el Sena y perecer por amor a encontrarte una vez más y volver a enamorarme. Solo para vivirlo una y otra vez, para que este amor jamás se termine como se termino en alguna ocasión.

En eso te das cuenta que estas en la cima dando vueltas hacia un lado y luego hacia el otro y tu mundo se detiene y el mío también ¿somos conscientes del cambio de nuestras vidas? Para bien o para mal dos mundos son uno ahora. Somos uno solo aunque yo muera tu existencia será nuestra.
Soy quien a lo lejos escucha el sonido de la lluvia. Difícil es aceptar que una vez más el cielo se tiñe de gris. Aún así da paso a las gotas que caen sobre mí empapando cada centímetro de mi cuerpo y veo al cielo y los celajes se empiezan  a asomar y contrastan con esta fría lluvia y me quedo parada contemplando el horizonte.

Y sin embargo solo me queda ver transcurrir las horas sin otra ocupación más que pensar en los momentos que se escapan en el olvido de una nota. Quizá de la sinfonía completa que algún día bailamos.

Entonces cruzaremos como fantasmas alguna callejuela de nuestras vidas tardías solo hasta que mi pluma este impregnada de suspiros de amor para pintar el universo real con los colores de los sueños y si aún así te perdiera, si te perdiera, quizá te encontraría, quizá una vez y si te llegará a encontrar sería bajo la tierra.