viernes, 13 de enero de 2012

Cerrando las más importantes puertas al mundo exterior, de nuevo esperando el tren que me llevará a un lugar lejano y desconocido en el que mis alas podre extender, conciliando el reposo de anocheceres y suprimiendo en absoluto el despertar, fuentes de sueños, series de estados de tempestad en un día soleado, solo se necesita una puerta para poder escapar y quizá existir. Caer desde lo alto de un muro elevado, tijeras y tejados, noches de luz, días de sol y de lluvia y en la alcoba suena el reloj despertador robando tiempo al tiempo, oscuridad a la noche y un rayito de luz al día.

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