sábado, 11 de agosto de 2012

El hada: Aprendiendo a caminar despacio

Ha seguido el camino que emprendió, fue corriendo tras uno y tras otro, se tropezaba  y se levantaba, no ha descansado ni de noche ni de día, cuándo la lluvia ha intentado detenerla se las ha arreglado para continuar. Apenas si ha comido en el último mes, no ha pasado mucho tiempo desde que abandono su hogar en la cueva del señor oso, ahora deambula por los senderos del bosque oscuro. La joven hada atrapada en el cuerpo de la vieja bruja está hoy rodeada de oscuridad y más oscuridad. Algunos días parecen más oscuros que otros y así los pasa mientras trata de entender a aquellos que la rodean, ¿alguna vez hablo del ave? Quizá aún no ha mencionado al ave que la acompaño días atrás y que ahora sin comprenderlo del todo ha decido abandonar su nido, algunas veces tenemos comportamientos extraños, buscamos aferrarnos a lo que nos rodea y no dejamos escapar a aquellos que quieren alejarse, algunas veces intentamos retenerlos a la fuerza y perdemos el tiempo con ellos hablando y hablando sin que ellos lo deseen, mientras tanto se pierde ese valioso tiempo que podríamos haber utilizado para hablar con alguien más.

Claro que es así, pero dime, ¿qué hago para dejarle ir? Le preguntaba entonces la joven años atrás, solo respondía que poco a poco se daría cuenta de lo que decía, ahora tan vieja, tan joven ha aprendido a dar pasos cortos, a caminar despacio, sabe lo que es no poder correr y comprende que en algunas ocasiones no se puede correr y que es mejor amarrarse a lo que se tiene en ese momento que amarrarse a aquello que se tenía.

Sé que es abrazar al tiempo que me persigue, sé que es ir lento y al mismo tiempo rápido, porque he ido avanzando, deje al señor oso, en aquel momento no comprendía que pasaba, pero ahora sé que el señor oso hizo lo correcto, pensar en si mismo antes que en los demás, aunque me duela no tenerlo cerca, aunque me duela que no sea quien es, aunque me duela y diga que hubiese querido conocerlo hace cinco años, sé que en el momento en el que se cruzaron nuestros caminos fue el adecuado, el correcto, pero aún así después intente volver a su cueva y platicar con él, conversar por un momento, ya he hecho suficiente, solo quedo a la espera de su respuesta, en algún lugar querido señor oso estas vos, mientras tanto yo sigo pensando en lejanos días, aún puedo verte cocinar, aún puedo verte poner la mesa, limpiar la cueva, aún te puedo ver junto a mí, algunas noches veo al cielo y allí estas, algunas veces cuando duermo estas en mis sueños, algunas veces sos parte de un fugaz pensamiento.

Sos parte de un fugaz pensamiento ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario