miércoles, 1 de junio de 2011

Un viaje

La calma había vueto a los días de Georgiana, varios años habían pasado, ahora era una mujer de 25 años. Tres años han trascurrido desde que dejo la casa de sus padres con el afán de viajar a través del mundo, de los días, en si, del tiempo. Eligió el viejo continente para perderse entre la belleza de las ciudades y las grandes multitudes. Aquel viaje con el que por años había soñado por fin se hacia realidad, era tan solo una niña cuando decidió estudiar idiomas, sabía que al llegar cierta edad podría irse y tendría que comunicarse con personas de otras culturas, de otras costumbres. Se perdió de cumpleaños, cenas, invitaciones, rechazó todo tipo de citas, mientras los años se iban, pasaba las tardes, sus días, encerrada tras las cuatro paredes que formaban su cuarto. Estudió en colegios caros, en los más prestigiosos de la ciudad, práctico ballet,
su pasión. Algún día soñó con ser una gran bailarina y enseñar su arte a todo el mundo.

Dividió su tiempo entre universidad y trabajo, solía trabajar por las tardes en una pequeña editorial, no era muy famosa, pero de vez en cuando llegaba algún manuscrito interesante, había leído todos los libros que habían sido publicados por aquella editorial, leer su otra pasión. Podía pasar horas, incluso días con un libro en sus manos. Su sueldo no era muy elevado y aún vivía con sus padres, sus gastos eran pocos por lo tanto la mayor parte de su sueldo lo ahorraba. Llego el día en que termino sus estudios universitarios, fue al acto de graduación, a este asistieron sus padres, su prima y unos cuantos amigos que había hecho (realmente jamás se intereso por entablar amistad con nadie, su idea era firme, solo quería viajar). La noche anterior había sido lluviosa, el sol salió muy temprano y con su calor iba secando cada gota de lluvia, se podía sentir aún el aroma a tierra mojada, era el día perfecto, el día anterior había renunciado a su trabajo, había planeado
salir el día lunes de viaje, ir al aeropuerto, tomar el primer avión que la llevará lejos.

Todo salió como lo planeaba, subió al primer avión rumbo al viejo continente, el avión se dirigía a su cuidad soñada, pensó que era una señal, un buen presagio, por fin llegaría a aquella ciudad que por tanto tiempo la había estado esperando. Camino por las calles de la ciudad, busco el hotel más barato de los alrededores.

Sin darse cuenta, se pasaron los años, no fue lo que imagino, consiguió un trabajo no muy bien pagado en una galería de arte (Se exponían todo tipo de pinturas, amaba la pintura, su otra pasión). Sin embargo era feliz porque sabía que había llegado a aquella ciudad de noches de ensueño y días brillantes. Conoció un par de amigos, camino bajo la lluvia, fue a lugares inimaginables, paso días de miseria en los que quizá ni comida podía comprar, sin embargo tras tres años, la calma había vuelto, su trabajo en la galería de arte le enorgullecía, quizá no fue lo que imagino, pero por fin había dejado atrás aquellos lejanos días de septiembre.

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