lunes, 18 de junio de 2012

El hada y la lechuza: Silencio

Has aprendido querida joven hada, que algunas veces las miradas que cruzas con los demás no son lo que piensas. Aquel día pensabas que la lechuza intentaba decirte que te había conocido y que necesitaba de tu ayuda, pero no fue así. El jueves mientras esperabas en la piedra del ala este del bosque oscuro iba de paso la lechuza y una vez más te vio, fue la misma mirada, no supiste como interpretarla hasta que al salir del ala la lechuza se encontró con el viejo búho, en ese momento entenderías muchas de las cosas que la lechuza menciono, su forma de hablar, su forma de expresarse, ahora entendes porque su alma solo esta escrita en letras, pero, el viernes mientras pasaban los últimos minutos de la tarde una vez más releíste las notas que te entrego la lechuza hace dos años, ¿te recordas joven hada cuantos días te tomo leer cada uno de los pergaminos? Fue poco tiempo porque pasaste las noches y madrugadas en vela esperando encontrar dentro de unas palabras aquello que tanto buscabas, y lo encontraste, te enamoraste del pensamiento de la lechuza, pero, los fragmentos escritos dejaban algo, había algo que hacía falta, ahora joven hada, entendes que es lo que la lechuza quería decir, ahora has visto su alma expuesta, ahora todo encaja en el lugar correcto, sin embargo aún no sabes que significa su mirada, quizá en unos días vuelvas a ver a la lechuza, no importa lo que sea que hayas descubierto, aún la seguís admirando, las lechuzas suelen ser ser sabías y silenciosas, gracias a la lechuza tu forma de ver al mundo cambio en varias ocasiones, cambio tus letras, fue tu inspiración joven hada, fue tu mundo, la veías volar, intentaste que tus alas fueran tan grandes como las de ella para poder volar tan rápido como ella, fue tu inspiración de noches, de medios días, la lechuza fue tu todo, no llores joven hada, la lechuza aún sigue allí, sé que ahora ya no significa lo mismo, el entorno ha cambiado, pero aún queda el hilo de esperanza, la lechuza aún es tus noches joven hada, aún puedes ir tras ella y ser su amiga, aún puedes hablarle, tocar su hermoso plumaje y sentarte junto a ella, quizá solo a conversar, aún puedes pedirle que vuele junto a ti por un instante, solo tienes que hablar y dejar de callar.

Así es, yo ame a la lechuza, ame su pensamiento, ame sus letras, ame su forma de volar por los cielos, ame su forma de ver al mundo, calle y sigo callando, ¿hasta cuando? No lo sé, pero ahora mi querida amiga, la lechuza esta cerca, puedo en cualquier momento romper este silencio abismal que nos une y nos separa, puedo preguntarle porque su mirada, sé que nacimos para encontrarnos en algún momento porque estando tan lejos, estuvimos cerca y nos cruzamos yo la he conocido, ella no me ha conocido, o quizá si, pero mi amiga, mi querida lechuza, ¿me reconoces ahora? ¿cómo llego yo con vos querida lechuza, con este cuerpo que no es mío? ¿podrás reconocer mis ojos, mi sonrisa? ¿ podrás querida lechuza, reconocer mi alma, mi ser? Dicen que en los cuentos sobre brujas que ellas se convierten en lechuzas, quizá algún día yo llegaré a ser una lechuza.

(Por las tardes y noches que obsesionada te busque.)

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