lunes, 25 de julio de 2011

Conversación y charla

En el auto las conversaciones parecen no tener sentido, realmente te escucho, escucho lo que todos dicen, sinceramente no me interesa. Sigo pérdida en mis pensamientos, entre la música, trato de no escuchar nada de lo que dicen.

En ese momento ríen, yo sé que les importa, que sienten tristeza, que sienten hasta cierto punto frustración porque no pueden ayudar, hacen lo que pueden, pero cada día todo avanza más. Empecemos describiendo a la que ahora ocupa el lugar que se encuentra exactamente detrás del asiento del copiloto, el asiento que vos ocupas. Ojos grandes, labios gruesos, una sonrisa hermosa, esa que enamoraba a cualquiera, la que ahora parece ser superficial y fingida, quizá porque se arrepiente de los sucesos de años anteriores, los que ahora la apresan, el porque de ir en el auto tan entrada la noche (Admito que me molesta, me enoja, al igual que toda la vida, pero aún así, allí voy). Ella trata de secar sus lágrimas cada vez que vienen a su mente las escenas de lo que podría pasar, sabe que pronto se irá, aquella que la cuido, la que se acerco más a la imagen de una madre que la perra esa que dice ser su madre (No es por hacerla de menos pero de perra no paso, jamás maduro). No puedo ver su rosto y no quiero hacerlo, pero se cual es la expresión de su cara, sé como debe de ser su sonrisa fingida, se los movimientos que hace con sus manos, puedo asegurar que en este momento esta tocando su rostro, pasa su mano por sus labios, luego hace como que quita el pelo que cubre sus ojos, se queda en silencio, su sonrisa se ha borrado, a su mente vienen los recuerdos de los años pasados.

A su lado, él, no lo conozco lo suficiente, solo recuerdo pasar por su casa varios días, almorzar, quizá alguna vez descansar en su casa porque aquellos días eran distintos. La ama, tanto la ama que llega a odiarla por instantes, tanto la ama que ha justificado sus golpes, dos veces seguidas tratando de controlarme al verla llorar, pero ella misma lo ha buscado, las cosas ahora parecen diferentes. Dejando eso, quizá a él realmente no le importa lo que ocurre pero le duele verla a ella sentir el dolor que siente, es cierto, llega un momento en el que la frustración y la desesperación acaban con ella, en el que ya no sabe que más hacer, ese momento es en el que él llega y la abraza sin decir una sola palabra, las palabras no son necesarias. Él ahora opina, ahora habla también, se une a la conversación, cuenta algunas de las pocas experiencias que le ha tocado vivir, sonríe, todos sonríen, yo solo veo a través del retrovisor si algún auto viene cerca, quiero manejar más rápido, quiero que esa charla se termine.

Por último, te tengo que describir a vos, no se como hacerlo, en este contexto quedas como la buena, puede ser que me agrade, hasta cierto punto me has tratado bien. ¿Quién sos vos? ¿Qué haces vos? Sos la responsable de que todo funcione, la que dicta que hacer y como se debe hacer, la que construye los escenarios perfectos, gracias a vos todo está bien. Sinceramente no se como describirte, mejor digo quién sos hoy. Hoy te reís al igual que ellos, me ves, sabes que estoy ignorando todo, como siempre lo has sabido, como vos misma lo decís, nada me importa y me ves con esa mirada, tratas de reprocharme con tu mirada, yo sigo viendo los autos que van delante de mi, medio te veo, sigo en silencio, no quiero decir nada, entendelo. Vos sos la que lidera todo esto, te ríes, supongo que no es una sonrisa falsa, te importa lo que pasará, sí, lo sé, se que es a vos a la que más te importa, pero solo decís que lo que tiene que pasar pasará. Recuerdas cada cosa que hace o dice, en este momento realmente estoy dudando lo que sientes. Por fin llegamos, ahora solo falta el regreso, ahora solo vos quedas.

Empezas a hablar, realmente yo no quiero hablar, sé que me dirás que fue lo que sucedió el día anterior y no quiero saberlo, no quiero, sabes que vos tenes la culpa de que yo actúe como lo hago. Empezas diciendo que la noche pareció corta, pero que a la vez fue larga, entre chismes y silencios pasaron la noche y como de costumbre no te incluyeron, hablas de él, de él, no sé que decir de él, cada día que pasa me interesa menos, aunque se que te duele su desprecio, sé que dices que prefieres que no este, pero te he visto esconder tus lágrimas por él, te he visto y no lo comprendo ahora ya no las escondes, haces que yo las vea y forme parte de ese circulo sin fin. Al menos ya terminaste de decir todo lo que ibas a decir, o eso suponía, porque ahora hablas de religión, solo te escucho contar la emocionante historia del viaje que hiciste el viernes. No digo nada y sigo en silencio, no me importa la religión, eso ya deberías de tenerlo claro. Por fin regresamos, ya no quería escucharte más, no quiero que trates de ser mi amiga, que estupidez, que tontería, no se que sos vos para mi, por el momento no he podido cambiar la imagen que de vos tengo, sé que quizá exageró, pero es que vos tenes la culpa, vos con tus desprecios, con tus preferencias, con tu idealismo y tu perfeccionismo, con tu idea de que yo soy la que se cree la perfecta, me pregunto quién sos, si seguís siendo la misma, si has cambiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario