domingo, 24 de julio de 2011

La Banca

Melancolía ya no siento,
porque realmente solo te fuiste, yo me aleje, nos perdidos en el mundo, conocimos a otras personas
es cierto,
aún pienso en lo que había sentido y sé que es algo muy fuerte, no fueron simples sentimientos.

Ahora puedo pasar a decirlo,
Hoy ya puedo pintar esa escena, aquel día también podía, tenía más pintura de la que hoy tengo, hoy ya no tengo pinceles, no tengo muchos colores pero los que tengo parecen ser suficientes al ser una imagen en medio de la noche con faros naranja iluminando nuestra banca que esta debajo de los árboles, esa imagen no tiene muchos colores, pero tiene muchas historias detrás, historias que en el algún momento imagine, otras que fueron reales, otras que se quedaron plasmadas con letras, con sonrisas, las que se volvieron recuerdos
esperanzas falsas, noches en vela, conversaciones largas; ese día no era más que una conversación sin ningún tipo de presión, esa fue la última vez que te vi,
que tranquilidad siento hoy al escribir.

Es la primera vez en años que vuelvo a escribir para ti y quizá sea la última, aunque no lo sé en cualquier momento puedo escribir sobre otro bello recuerdo, sobre otra escena, simplemente sobre ti;
lo he dicho en varias ocasiones y lo repito eras lo que tanto anhelé, me gustaba pintar cuadros con tu imagen
hoy ya no los pinto
solo los veo de vez en cuando
solía dedicarte mis letras
hoy ya no las escribo
solo las leo de vez en cuando, no lo hago para recordarte, porque de ti tengo recuerdos
plasmados y pegados a mi mente y solo de ti los tengo aunque no puedo negar que algunas letras las he dedicado a alguien más cuando te alejaste y te fuiste. ¿Siguen siendo dedicadas a alguien más?
Claro que si, pero estas son para ti, para ti y solo para ti.

Yo la esperaba a ella
(Como de costumbre, como lo hice toda la vida y como aún lo hago)
Tú,
la esperabas a ella
(La que ahora es tu vida)
por casualidad nos encontramos, había una única banca vacía en el centro, en el lugar empedrado bajo aquel hermoso árbol.

Describiré aquel lugar, con los pocos detalles que puedo dar
(Soy muy mala para dar descripciones):
Una banca verde, a la izquierda otra banca, a la derecha otra banca, poca luz en el ambiente,
las personas pasando enfrente de nosotros,
todo rodeado de árboles, grandes árboles,
flores,
flores de colores,
la luz,
la luz de los faros naranja atravesando la oscuridad escondida entre la sombra de los árboles traspasando los pocos espacios descubiertos por las hojas.

Tú,
sentado a mi lado,
Yo,
sentada por última vez a tu lado,
la luz es tan poca que apenas si puedo distinguir cada una de las formas de tu rostro, tus labios, tus ojos, simplemente tú y yo, por última vez. El tiempo se pasa entre sonrisas y palabras, me cuentas de tu vida, que has hecho los últimos meses, yo te cuento que he hecho. Describo mi sueño y lo que quiero en un futuro, ese futuro en el que no estas, describes tu futuro. Hablamos de aquella lejana cuidad que hasta cierto punto fue el centro de nuestra relación, hablamos de sus calles. Trato de ocultar lo que siento, trato de evitar tu mirada, trato de evitar perderme en ella, simplemente trato de ocultar lo que siento.

La noche sigue cayendo, parece que el tiempo esta parado, todo parece de ensueño, veo en todas direcciones, pero a ti no te veo, solo levanto la mirada para verte por un segundo. Ese segundo que parece que jamás terminará hasta que ella te llama y te dice que te espera. Te despides, tus labios rozan por última vez mi rostro, los míos rozan el tuyo y no se quieren alejar de ti; caminas hacia donde ella te espera, la abrazas, la besas, solo te veo alejarte desde aquella banca, la tomas de la mano. Aún los sigo observando desaparecer, yo sigo en la banca semi-iluminada pensando en el adiós, veo la hora, camino hacia donde ella puede estar (como de costumbre es tarde y no aparece), veo hacia la izquierda, allí estas otra vez, estas con ella, la besas, la abrazas. Me alejo. Adiós.

Adiós.

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