sábado, 1 de octubre de 2011

La excusa perfecta

Empezando el día, con una que otra excusa para salir de los días, sin fuerzas para seguir, ha hecho un último esfuerzo, son las cinco treinta de la mañana de un día en el que toda la ciudad duerme, en un día, que quizá es esperado por muchos, por otros solo es otro día. Son las seis de la mañana, ha salido de casa, se dirige al lugar que ha visitado todos los días por la mañana, ha pasado media hora desde la última vez que vio el reloj, parece que el tiempo ha pasado rápido, antes de tomar el retorno evalúa las posibilidades de regresar o ir directamente al lugar abandonado por varios meses, finalmente, decide regresar al lugar abandonado. Primero pasa por el restaurante decorado con antigüedades (aquel en el que paso la mañana en que por primera vez pasaba él por su mente y deseaba que él estuviera con ella), las coincidencias no dejan de pasar desapercibidas, Roberto está en ese mismo restaurante, la saluda, charla unos momentos con ella y se sienta en una de las mesas que se encuentran enfrente del área de despacho, la ve, ella lo ve, ella ordena, ahora no sabe que hacer, por un momento piensa en sentarse en la misma mesa en la que él esta, pero a la vez piensa que puede ser imprudente, pasa por su mesa, le sonríe y sigue hacia una de las mesas vacías en el otro corredor, es tan temprano, que el restaurante está casi vacío, sin querer ve hacia la mesa en la que estuvo aquella lejana mañana, recorre con su vista una vez más una a una las decoraciones, las observa detenidamente, solo para grabarlas en la memoria del tiempo que una vez más la persigue. En la mesa de enfrente una pareja se ha sentado, él empieza a hablar de su esposa, la mujer a la que tanto ama, pero que se ha convertido en una tortura y frustración, lanza, una de esas preguntas que suelen ser utilizadas, una pregunta al aire, "¿Qué pasa cuando ya no se puede vivir con la mujer que amas?", ella se queda en silencio, mientras él saca su celular y le muestra una foto de ella en El Salvador, mientras le muestra las conversaciones que han mantenido por tanto tiempo, porque los días se convirtieron en ausencias, ella va de un lugar a otro y él simplemente la espera, ella no sabe que decir, tal parece que no tiene palabras de consuelo, la conversación ahora da un giro y hablan sobre el trabajo, en realidad, hablan sobre cosas banales, que ni importan a uno ni a otro, son solo palabras para pasar el tiempo y terminar el desayuno. Mientras pasan los minutos, ha decidido ir por una bebida caliente, se acerca al despacho, la pide, la paga, espera que la preparen, el restaurante esta cada vez más lleno, se cambia de mesa y busca la que esta cerca de la vitrina, está en una mesa que da la espalda a la mesa en la que estuvo aquel día, sin darse cuenta, dejo ir el pasado, ¿Lo dejo ir a él también?. Ha salido del restaurante, es tiempo de retomar lo que dejo hace tres meses, llega cuarenta minutos antes de la hora fijada, es increíble como han cambiado las cosas en tan poco tiempo, han sido solo tres meses, la hora de la cita a llegado, se dirige a la entrada, sube las gradas, saluda educadamente a las personas del segundo piso, se sienta en la primera silla vacía que encuentra, el temor del día invade sus pensamientos, ahora paso a ser el centro de la conversación, las preguntas son las de siempre, con un toque de sutileza, esa sutileza que suele parecerle innecesaria, una que otra sonrisa, había olvidado lo que eran esos días, sale de la pequeña sala, una vez más encuentra a Roberto, "Pensé que me iba a acompañar a desayunar", solo sonríe y no dice nada, solo espera que la otra puerta se abra, finalmente se abre, sin pensamientos, se pasa una hora más, por fin termina el día, aunque por la hora que es, el día aún es joven, la mayoría de personas quizá estan simplemente empezando su día y ella dice haberlo terminado, pero no es así, aún falta el resto de la mañana, la tarde, la noche, al menos pudo salir por un momento de los días, encontró la excusa perfecta para retomar aquello que dejo hace tres mes, la excusa perfecta, para salir de los días, la excusa perfecta en medio de las dudas.

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