martes, 9 de agosto de 2011

Encuentro planificado

Una vez más había planificado la tarde, saldría un poco antes, intentaría llegar una hora antes de que él se fuera. Como era común, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo planificado, preguntas, quizá respuestas, debían existir respuestas. El día transcurría como de costumbre, el encuentro parecía estar a punto de realizarse después de tantas veces que se había intentado. Sin embargo los sucesos ocurridos la tarde anterior dejaban en duda nuevamente el tan esperado encuentro (tan esperado quizá solo para uno de los dos). Por la mañana, cuando despertó, sabía que el día sería distinto, pensó detenidamente en la ropa que usaría y al mismo tiempo pensó en él, en lo que le diría, dibujo la sonrisa que mostraría. Pocas horas más tarde, el encuentro estaba totalmente en duda, sin embargo quiso seguir pensando que se encontrarían, transcurrieron las horas de la mañana, llego la tarde, llegó la hora de partir, llegó la hora de empezar la búsqueda.

Empezar la búsqueda, el empezar se quedo en palabras, una llamada, un adiós a la búsqueda, un adiós al encuentro, otra sonrisa deshecha, menos respuestas, adiós al encuentro, una vez más adiós al encuentro, adiós a las palabras planificadas, adiós a la tarde soñada, otra vez, otra vez, adiós al encuentro. ¿Acaso existe algo llamado destino? ¿Qué es eso que lo aleja cuando esta cerca? ¿Acaso el tiempo y el espacio lo prohíben? ¿Acaso ha sido escrito que el encuentro nunca llegue? ¿Acaso es un capricho de los días?

Sin palabras ni respuestas, sin encuentros, se aleja, continua la misma tarde con un pequeño desvío. Mientras se pregunta por el porqué, sigue caminando en medio del restaurante, ve de un lado a otro, de pronto alguien aparece. Alguien aparece, ¿Casualidad?

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