martes, 6 de septiembre de 2011

Desaparezco por un instante o momento, no sé que es del tiempo, ¿cuándo regreso el silencio y la oscuridad? son esos los que hoy invaden el alrededor, me detengo por un espacio de tiempo, observo la habitación cubierta de sombras, la habitación negra, el silencio apagado del día, la noche más oscura de lo común y la madrugada un caos ambulante, tanto esperar por un segundo perdido, esa obsesión apagada por la tranquilidad de los días, esa que ayer debió estar presente y no estuvo, obsesión diluida por las horas, por los días, por este tiempo que se creo en este espacio, quizá imposible.

La mañana es gris, pero las estatuas verdes parecen estar alegres, a lo largo de la carretera, una que otra asoma sus brazos, una que otra me observa, simplemente las ignoro porque mis pensamientos estar perdidos, estoy entre el manto de la decepción y el olor suave y enfermizo de su cuerpo que se exparse por todo el lugar, no lo quiero sentir porque sé que en cualquier segundo desaparecerá así como lo ha hecho en otras ocasiones, me detengo, espero, así como espero cada noche que el día termine para empezar a disfrutar de la tranquilidad de la madrugada, aún así desaparece, se esfuma, así como también las madrugadas van desapareciendo con los rayos del sol y las estrellas apagan su luz. Tan solo hace falta responder a una pregunta, esa que marcara el camino a seguir durante las siguientes madrugadas.

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