No valen mis palabras, no valen los días, no valen los cuadros dibujados, no valen los colores creados, tampoco valen los mundos soñados, no valen, no valen, no valen mis pensamientos mucho menos valen mis sentimientos porque en todo estoy no estuviste, en todo esto, estuviste con ella y no conmigo.
Salgo de las cuatro paredes que me encierran, regreso al lugar de siempre, me siento una vez más a escribir y así se van pasando los minutos, elijo entre la lista de reproducción lo que voy a escuchar y una vez más me quedo en la última canción que escuche antes de partir, antes de salir del mundo de las ilusiones, fantasías y sueños, llámenle como lo deseen, el alrededor está en silencio, no, no es así, no está en silencio, soy yo la que ha obligado al mundo a irse de aquí, soy yo la que decidió alejarse y dejar que todos pasen sin ver lo que hay cerca, adiós a las tardes y al día, realmente no sé a qué le estoy diciendo adiós, ni siquiera sé que es un adiós, menos sabré que es una despedida. No valen estas letras, no valen las sonrisas, no valen el tiempo perdido, no se diferencia entre historias e “historias”, son simples pasos en el tiempo, falsos pasos en el tiempo, no valen pasos, menos valen sentimientos, no valen besos, no vale que te espere, si en tu mirada es ella la que brilla, no valen momentos porque en tus pensamientos es ella la que habita, no valen sueños e ilusiones porque en tu mundo es ella la única que existe.
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