domingo, 11 de septiembre de 2011

Historia Corta 7: Charlando con ella.

La tranquilidad devuelta a los días, con el equilibrio cotidiano en busca del tan lejano horizonte que se extiende a través de los segundos que pasa entre la soledad y la sonrisa opaca de este día. No es tan simple como se lee en las palabras, demasiado tuvo que pasar para que finalmente fijará una vez más su punto de partida. Las mejores noches de su corta vida han sido superadas, sus palabras casi fueron olvidadas aunque uno que otro día recuerda algunas, uno que otro día regresa a leer cada una de las cartas que él le escribió y cada una de las cartas que ella jamás mando. Ha vuelto a recordarlo, empezando por las palabras que aunque fueran pronunciadas por alguien más imaginaba que eran de él, que eran suyas y de nadie más, siguieron las notas, la música que juntos escucharon por las noches, siguieron las palabras que sin querer repitieron, siguió el recuerdo de él, el recuerdo de los pocos días que lo vio, continuo con los días que espero verlo, siguieron los días que lo busco y no lo encontró, terminó con esos días planeados, por ella, claro esta, en los que memorizó cada una de las palabras que le diría, aún sigue recordando esas palabras que diría la próxima vez que lo viera, quizá aún las diga, aunque al verlo, sabe que no podrá pronunciar esas palabras.

Los sentimientos, si es que existen, no son los mismos, han sido transformados quizá por los días, por la tranquilidad que le brindo él alguna vez, paso de ser algo distinto a algo rutinario, esperándole una que otra noche, alejándose en algunas ocasiones, celosa de algunas palabras, obsesionada por él, solo por él. He vuelvo a hablar con ella una vez más:
-Yo: ¿Guardas algún recuerdo de él?
-Ella: Sí.
-Yo: ¿Puedo saber alguno?
-Ella: Sí, el problema es que no sé cuál de todos es del que quiero hablarte, no sé si quiero que sea un recuerdo bonito o un recuerdo triste, aunque con el pasar de los días, los recuerdos tristes se han vuelto los que han sostenido mis días, recuerdo como se enojaba por cosas sencillas, por detalles que ni yo podía ver, por palabras malinterpretadas, esos son los que me hacen sonreír, los que me hacen querer que este junto a mí aunque todo haya cambiado.
-Yo: ¿Qué ha cambiado?
-Ella: Decir que ha cambiado con palabras no es sencillo, las explicaciones debo decir que no son fáciles para mí, pero empezaré por decir que sus letras cambiaron, que sus palabras cambiaron, quizá hasta sus sentimientos cambiaron, quizá por fin pudo ver a través de cada una de mis palabras lo que yo sentía y decidió alejarse, quizá porque no le interesaba, quizá porque no le intereso, en fin, todo es una serie de suposiciones que yo he ido sacando.
-Yo: ¿Qué extrañas de él?
-Ella: Extraño el mundo que cree alrededor de él, quizá fui yo la que imagine todo diferente, la imagen que más extraño, es esa que imagine hace dos meses, él sentado en la oscuridad de la habitación, explicaré mejor esa escena describiendo detalle a detalle esa habitación, de hecho, se parece mucho a la habitación en la que estamos en este preciso momento. La habitación es larga, opaca, de hecho, todo es gris, es como pintar una habitación en claroscuro, es hermosa, es angosta, la luz de luna llena entra a través de las ventanas que se extienden a lo largo de la pared izquierda, una tras otra, son grandes, son del tamaño de toda la  pared, las cortinas están sostenidas por un gancho, dejando las ventanas desnudas, descubiertas, él está sentado al final de la habitación, oculto en la oscuridad, ella(yo), sentada bajo la luz de la luna, en una silla, viendo fijamente la ventana, luego viendo en todas direcciones y las sombras de los arboles entrando y dibujando sobre la pared con su movimiento distintas pinturas, por último, el silencio invadiendo toda la habitación gris, simplemente, la habitación pintada en claroscuro y él sin decir una sola palabra viéndola(viéndome) fijamente.
-Yo: Parece ser una escena de ensueño, hermosa por cierto, ahora dime, ¿debo creer que lo has olvidado y que ya no significa nada para ti?
-Ella: No he mencionado la palabra olvido en ninguna ocasión, no le he olvidado, pero mi obsesión por él se ha ido, parece ser que la esencia que me envolvía día a día se la ha estado llevando el viento, disuelve cada una de la partículas que la conforman, el viento vuelve una vez más, puro, sin esencia a llevarse con el otro poco más y así me va dejando sin nada, sin él, poco a poco se va, pero eso no significa que le haya olvidado.
-Yo: Haré un comentario al respecto, parece que sientes algo muy fuerte por él, o quizá lo sentiste en algún momento, puedo notarlo en tu mirada cada vez que dices algo sobre él, puedo notarlo cuando sonríes al hablar de él, lo haces, sé que no lo has notado, porque es solo una sonrisa descuidada que muestras sin querer.
-Ella: No puedo ser fuerte, suelo ser débil al hablar de este tema, suelo hacer cosas sin querer como te habrás dado cuenta. Que contradictorio parece todo esto, así como es todo lo que siento por él, en un momento desee tenerlo cerca, muy cerca, tan cerca para poder sentir su respiración, tan cerca para poder besarle, tan lejos para olvidarle, tan lejos para poder extrañarle, tan cerca y tan lejos a la vez que hubo un momento en el que no desee nada, así como en este momento, en este momento no existe nada, es un punto de equilibrio que quizá en algún momento se incline hacia algún lado.
-Yo: Creo que puedo comprender ese punto de equilibrio. Se ha hecho tarde, quisiera charlar más tiempo, quisiera que me contarás cada una de las cosas que hicieron que sintieras algo por él, pero la noche ha entrado y la luz se ha ido, no hay luna ni estrellas que me guíen de regreso, por eso debo irme, pero quiero que sepas que regresaré, esta conversación aún no ha terminado y me fascinan las maravillas que sé, que hablarás de él.

En este momento salgo de la habitación en la que estamos, me despido de ella, con el afán de regresar y charlar una vez más, sé que aún hay muchas cosas por decir, quiero que me hable de sus cartas, de sus letras, que me diga que es lo que siente por él, parece ser que me he obsesionado por su historia, esa historia que quizá no sea real, salgo del mundo que pintamos juntas y me devuelvo a la realidad del día, algo es seguro, volveremos a hablar.

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