jueves, 8 de septiembre de 2011

Historia Corta 6: Ese lugar

Eran las cinco treinta, cinco y media, como se le quiera llamar, de una tarde poco común, admito que la rutina fue la misma, pero a la vez todo fue distinto, una tarde completa casi perdida y me quede unos minutos más de lo normal charlando de cosas sin sentido, les llamaré incoherencias, entre risas, gestos, se pasaron esos minutos, minutos que usualmente pasan sin ser siquiera medidos. Camino lentamente por el pasillo, bajando las escaleras, sigo tranquilamente, es tarde para la rutina del día, pero temprano para el día, aún esta todo claro. Me muevo a través de cada uno de los pequeños lugares, voy lentamente observando todo el alrededor, camino sobre el largo pasillo, vuelvo a ver la hora, no ha pasado mucho tiempo, aún puedo seguir tranquilamente caminando entre la gente, me dirijo al lugar que esta al final de pasillo, antes no había notado lo grande que es, tantos pasillos, y con tiempo suficiente para recorrer cada uno de ellos lentamente. Uno a uno voy pasando los pasillos, de vez en cuando me detengo a ver detenidamente lo que guardan esas paredes, pero luego continuo, llego al cuarto pasillo, al final de este hay algo que llama mi atención, me dirijo directamente al pequeño estante de libros, son pocos los que hay, la mayoría los he leído, otros no me han interesado, los observo, los veo fijamente, hasta que recuerdo que hay un mundo de libros en el siguiente nivel, me doy la vuelta rápidamente, veo el reloj, faltan quince minutos para que el tiempo termine, estoy a punto de salir, pero he olvidado buscar el candado, olvide que en el siguiente pasillo encontraría el candado, estoy lo suficientemente cerca para tomar el candado y llevarlo conmigo, dudo por un momento si quiero ir por el candado, finalmente decido ir a traerlo. Ya tengo el candado. Cuando salgo, la noche ha caído completamente, quisiera decir que hay mucha gente alrededor o quizá poca, pero no me he percatado de ese detalle, iba a describir todo el lugar pero, realmente no lo observe, tome las escaleras, ni si quiera me detuve a ver el lugar por fuera. Cuando entre, no observe el lugar, observe las filas de libros arregladas deliciosamente en un pequeño mostrador de madera, cuatro filas bien colocadas, tome el primer libro que llamo mi atención, leí la contraportada, luego tome el siguiente libro, el que estaba justo al lado izquierdo del que había tomado antes, mientras lo tomaba, pude escuchar la conversación del grupo de personas que estaban junto a mi en el siguiente estante de libros, era una familia, la madre y sus dos hijos, una niña y un niño, discutían sobre que libro comprarían, él niño protestaba, decía que no quería ese libro porque había leído uno parecido o uno que formaba parte de esa secuela y no le había gustado, en fin, discutían por que no sabían que libro comprar, leían una a una las contraportadas de los libros, una que otra vez intentaron abrir algún libro, mientras tanto al otro lado del estante, alguien más buscaba un libro, me llamo la atención porque estaba sentado en el suelo, apilando uno a uno los libros, sacaba cada uno cariñosamente, los acariciaba con sus manos, parecía estar enamorado de ellos, me distraje por un momento, veo el reloj nuevamente, me quedan cinco minutos, dejo el libro que tengo en las manos, me dirijo hacia adentro, levanto la mirada, estoy frente a una sala llena de estantes con infinidad de libros, no se por donde empezar, volteo a ver hacia atrás, solo veo al estante en el que estaba hace unos momentos, veo una vez más todo lo que esta frente a mis ojos, sonrío, me ilusiona ver tantas letras en un solo lugar, quisiera perderme entre cada una de las palabras escritas, finalmente, la hora ha llegado, con mi mirada guardo y recorro cada uno de los pasillos formados por los estantes, no me da tiempo de recorrerlos, le hago una promesa a ese lugar, le digo, que regresaré, que me espere, porque regresaré. Camino hacia afuera, ilusionada, con el deseo de regresar, de quedarme allí y no salir hasta haber recorrido cada una de las historias guardadas en ese lugar, sin embargo, es hora de partir, es hora de terminar la tarde. Salgo del lugar, observo el alrededor, puedo decir que hay bastante gente, mientras bajo las gradas escribo en mi mente estas palabras, mientras bajo las gradas tomo la fotografía respectiva de ese lugar y la guardo en mi cajita de recuerdos, describo el lugar, las hermosas palmeras de verdes hojas, situadas una junto a otra iluminando el lugar con el hermoso brillo azul que se desprende de sus largos y gruesos troncos, junto a ellas, las lámparas opacas color naranja dan al lugar ese toque color atardecer que se observa en el cielo cuando la noche finalmente ha caído. Quizá mañana vuelva a ese lugar.

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