viernes, 23 de septiembre de 2011

Insectos

Una vez más en medio de la noche, entre la lluvia que una vez más a vuelto a caer, las letras aparecen, desordenadas como siempre, embriagadas por el tequila de los días y de los sentimientos olvidados y retomados, las palabras en la noche se van acoplando a los días, el odio despertado por una letra se apacigua, las risas sin sentido y cada una de las palabras banales que una u otra dice se pierden entre la melodía que canta la madrugada.

Los insectos traspasan las puertas y ventanas, no queda más que matarlos uno a uno, antes de que invadan todo este lugar y lo vuelvan más escalofriante de lo que es, antes de que lo vuelvan más negro que la noche, pasan de un lado a otro, en busca de objetos insignificantes, mientras tanto las flores mueren, esas que ha colocado delicadamente en cada uno de los floreros de metal, purpura, rojas, naranjas y la que esta completamente muerta, la blanca, la que hoy sustituyo por una rosa cortada del jardín, aunque medio muerta, sus pétalos están marchitos, pero ha servido para llenar el vació que fue dejado.

Las agujas del reloj una vez más suenan en medio del silencio, los pensamientos en otro mundo, así como todo el día se paso en otro mundo, el ruido de las suelas al caminar ensordece, sus pisadas se mezclan con las gotas de lluvia que caen, su sonrisa dibujada una vez más en sus labios, una sonrisa de frustración, las palabras son duras, y otra vez se deja caer esperando que alguien sostenga su ligero cuerpo, pero no hay nadie, nadie nadie y jamás habrá alguien que hoce sostener su cuerpo. Los insectos siguen entrando uno a uno, serán los únicos que apaciguaran su caída los que intentarán levantar su cuerpo, porque nadie aparecerá, ni las letras ayudaran, ni el reloj cesará para evitar su caída, su cuerpo simplemente caerá y entre insectos la noche pasará.

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