martes, 27 de septiembre de 2011

Solo por él.

No es más que el querer hacer que nada le falte, no es más que intentar tratar de consolar con palabras, pero en este caso de nada sirven las palabras, al menos las fronteras selladas se han ido abriendo, hablando de uno que otro tema que antes quizá hubiese querido escuchar, mientas pasan los minutos y vamos camino a casa la lluvia nos alcanza, el típico comentario de lo hermosa que es la calle por la que pasamos, los árboles casi rozando el suelo, completamente bañados, sus hojas estilando, la niebla se levanta de entre sus ramas y forma una capa suave de blancura que se mezcla con el color de los faros de los autos que transitan la avenida, los autos dejando ver sus colores entre la blancura, parecen pequeños adornos cubriendo la calle, sus ojos llenos de lágrimas que trata de ocultar, finjo no haberlas visto, fijo mi vista fija en el volante, no tengo más que decir, nos quedamos en silencio, mientras tanto se acerca el vendedor de flores, dos ramos de rosas, uno de rosas rojas y el otro de color rosa, rosa como las rosas, en la otra mano, dos gardenias rosas y una amarilla, cubiertos sus pétalos por pequeñas gotas por la lluvia que ha empezado a caer, uno que otro comentario sobre el auto que esta delante, mis pensamientos perdidos en otro mundo, intentando buscar un lugar fantástico al cual podamos viajar, intentando encontrar una solución al día, a las palabras, conquistaría el mundo solo para salvarlo de su propia desgracia y para darle lo que tanto quiso, conquistaría al mundo solo para que pudiera vivir una vez más en el, destruiría mundos para que vuelva a ser lo que es, conquistaría el mundo, para devolverle la sonrisa, haría todo lo que fuera, solo para que volviera a ser él, iría al mismo infierno y regresaría, solo por él, todo lo haría solo por él, quisiera que viajáramos juntos, quisiera que mis letras y a la vez mis palabras no fueran más que historias contadas en un día de alegría, tristeza, amargura, quisiera que las noches y madrugadas no fueran simples noches y madrugadas, podríamos hacer de ellas días hermosos, quizá sean negros, pero la luz de un faro, de una luciérnaga, de la luna y las estrellas las iluminarían, todo el tiempo sería un viaje, una sonrisa, esa sonrisa que perdió, el día que dejo lo que tanto amo, que no haría, solo por él, por un momento de alegría. Qué no haría solo por él.

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